lunes, 18 de diciembre de 2006

Ryan Adams (no confunda con Bryan Adams)



Ser joven es estar triste, ir volado.
NO ES HABITUAL CONTEMPLAR LA ESCALADA, DESDE LOS CÍRCULOS ESPECIALIZADOS HACIA LOS SUPLEMENTOS DOMINICALES, DE UNA VOZ TAN GENUINA. EL EX CANTANTE DE WHISKEYTOWN PARECE UN TIPO HONESTO, CON UN ENORME TALENTO, QUE MUY BIEN PODRÍA ALCANZAR UN ÉXITO MASIVO SIN PASAR POR OPERACIÓN TRIUNFO. OCURRA O NO, BUSCA Y CAPTURA SUS DOS FLAMANTES DISCOS.

''Ven a recogerme/Sácame a dar una vuelta/Déjame bien jodido/Róbame los discos/Fóllate a todos mis amigos/ Son una mierda/Con una sonrisa en el rostro/Y luego repite/Ojalá lo hicieras'' («Come pick me up»)

Pese a que el sentido crítico busca, y encuentra, semejanzas y flaquezas, entran ganas de abrir las ventanas y gritar ¡salvados! Tal es la excitación, ya casi olvidada en los miserables últimos meses, que me han producido los discos del norteamericano Ryan Adams. Un descubrimiento tardío -llegaron juntos, en el mismo paquete, «Heartbreaker» y «Gold»-, que se ha apoderado de mi equipo de sonido, últimamente acostumbrado a las audiciones de trámite, las analíticas sin sobresaltos. Consumidos a fondo para desenmascarar el presunto efecto placebo tan habitual hoy día, superan el escrutinio con notable. Ambos discos almacenan talento, honestidad, bravura, pero sobre todo rebosan vida cuando tantos otros huelen a artificio o pretensión. Mi rendición podría deberse al aburrimiento crónico motivado por la repetitiva flaccidez del mercado discográfico actual, pero creo que también se explica en otros factores. Por ejemplo, en la siempre provechosa juventud, esa nerviosa inquietud que parece escapar por todos sus poros cuando canta. En la noble curiosidad por un periodo histórico concreto del rock unida a una impronta que procede de la música tradicional -fue cantante de Whiskeytown (1996-1999), uno de los más estimados referentes de la escena ''neo-roots''- y de su inequívoca procedencia sureña.

«No escribo sobre cuestiones políticas, y definitivamente no me interesa plantear adivinanzas, no intento ser enigmático porque sí. Escribo sobre lo que ocurre a mi alrededor, no siento atracción por ir más allá. Prefiero dejar las cosas tal y como están» (Ryan Adams)

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